lunes, 22 de junio de 2015

Cobardía o coraje

La puerta de entrada se cerró de un sonoro portazo al recibir una patada completamente malintencionada. El bolso calló al suelo, la chaqueta en el sofá y las llaves en la mesita del café. Una mosca revoloteó alrededor de la cabeza de Lía, redefiniendo en su mente el significado de la palabra mosqueo. ¿Qué necesitaba para poder considerarlo cabreo? ¿comprarse una cabra o estar como una cabra?
La verdad es que muy cuerda no debía estar, no. No podía estarlo si aún guardaba algún atisbo de esperanza después de otro desplante como aquél. ¿Pero quién se creía él que era para tratarla así? No esperaba que le dedicase toda su vida y su tiempo, pero... había límites. En toda relación hay límites: de respeto, de educación, de paciencia,... y ninguno se merece ser traspasado sin pena ni gloria.
Pero aun así, Lía no lo tenía claro. Necesitaba tomar una decisión, una decisión que llevaba tiempo postergando pero que debía resolver por su propio bien. ¿Qué opción merecía realmente la pena?
Como de costumbre, acudió a su consultor anónimo, Tumblr. Aunque originalmente no hubiese creado su cuenta para dicho fin, parecía que desde la primera vez que se animó a describir uno de sus problemas allí no era capaz de tomar una decisión filosófica definitiva sin antes presentar el caso ante la sabiduría popular de las redes.

<<¿Qué es la cobardía verdaderamente? ¿Abandonar a medias cuando ya no puedes más o no abandonar por miedo a quedarte sola? ¿Qué coraje importa más? ¿El coraje de seguir luchando o el coraje de cerrar la puerta y no mirar atrás?
Al fin y al cabo, lo aprendido siempre se queda contigo...vayas donde vayas, decidas lo que decidas. No se puede borrar el pasado, sólo cambiar de rumbo, para bien o para mal.
Y ¿qué hay de los años “perdidos”? ¿Qué tan perdidos están entonces? La juventud “divino tesoro, ya te vas para no volver (cuando quiero llorar no lloro y a veces lloro sin querer)” que diría Rubén Darío... Y yo lloro... queriendo y sin querer. Y no puedo decidir entre lo uno y lo otro y los meses pasan... y la derrota y el dolor aumentan en intensidad a la vez que el número de días pasados, pensando, decidiendo... Cuanto más tiempo pasa más quiero dar la vuelta, pero al echar la vista atrás más largo es el camino de regreso.
¿Qué opción supondría, entonces, ser cobarde? ¿Cuál valiente? ¿O acaso estoy destinada a sentirme ambas por siempre?
Pero ¡¿qué hago ahora?!

Con lágrimas en los ojos y un nudo en la garganta, Lía pulsó el botón de publicar.

No tenía nada claro, cuanto más lo pensaba más lejos se sentía de encontrar la respuesta...



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