miércoles, 30 de abril de 2014

Tu sonrisa

Abre despacio y sin querer los ojos
brillando en la luz de la mañana,
estírate, perezoso, en la cama
y bésame con esos labios rojos.

Abrázame con fiereza y arrojo,
extiende mi pelo sobre la almohada,
habla de todo, y habla de nada,
obsérvame hasta arrancarme un sonrojo.

Yo acallaré, junto a ti, mil suspiros
mientras te escucho hablar, en silencio,
y después te susurraré al oído:

Tu sonrisa no es todo lo que quiero,
sino aquello que más necesito
para ser la más feliz por entero.



domingo, 27 de abril de 2014

Sobrevolando el infierno - Capítulo XIII: Bandas callejeras

     Bennu se encontraba sola en su cocina, con la luz apagada, tomando un té mientras observaba la anaranjada luz de las farolas aún encendidas y el inminente amanecer a través de la ventana abierta.
     La noche había transcurrido tranquila y casi se podía respirar la nueva paz que flotaba en el ambiente tras haberse esfumado todo rastro de tensión, nerviosismo y preocupación. Las cosas empezaban a ir bien de nuevo y su vida comenzaba a florecer como la precoz e inminente primavera. A pesar de encontrarse aún a mediados de abril, Démeter había querido madrugar ese año y había despertado de su largo sueño invernal sorprendiendo al mundo con la belleza de los colores que creaba a su paso.
     No tenía planes para ese día. Hacía diez días que todo su mundo se había puesto del revés, en ese maldito sábado que el destino tiñó de sangre. 10 de abril de 2010. Un día desgarrado por dolor y lágrimas, para siempre marcado en la historia de su vida.
     Aún permanecía de baja por depresión pero esa silenciosa mañana de martes se sentía tranquila. No bien, pero sí tranquila. Ensimismada en sus pensamientos, perdida en el cielo nuboso de la mañana, con una sonrisa un tanto hierática adornando su pálido rostro.
     Cuando los primeros rayos de sol apenas se asomaban tímidamente tras el tejado del edificio de enfrente, alguien llamó a la puerta. Bennu se acercó perezosa al interfono y ojeó la pantalla para tratar de averiguar de quién se trataba. En ella, tan sólo consiguió distinguir a un hombre alto de espaldas a la cámara, cubierto con un enorme abrigo negro y un gorro del mismo color, mirando nervioso a ambos lados de la calle.
     - ¿Quién llama? -Preguntó Bennu descolgando el auricular
     - ¿Bennu? ¿Puedo hablar contigo un momento? -dijo el hombre dándose la vuelta y clavando una mirada demasiado seria para sus ojos ante la cámara.
     - Sí, claro Javi, sube -Contestó Bennu, pulsando el interruptor para abrirle la puerta.
     Tras pasar brevemente y a carreras por el baño para comprobar que su ropa estaba en su sitio y su pelo en condiciones visibles, se dirigió a la puerta y la abrió expectante e inexplicablemente nerviosa.
     - Buenos días, Bennu. -Saludó Javi en cuanto llegó al umbral de su puerta- Siento molestarte tan temprano, pero es muy importante y muy urgente.
     - No pasa nada, entra.
      Bennu se fijó en que Javi se paraba a tratar de limpiar minuciosamente los zapatos en el felpudo y la curiosidad le hizo fijarse más detenidamente.
     - ¿Ha estado lloviendo? Traes los zapatos y el bajo de los pantalones llenos de barro.
     - No, la verdad es que no... Ayer tuve una reunión a las afueras y me ensucié al salir. Como llevo toda la noche trabajando y me urgía venir a hablar contigo, no he querido perder tiempo pasando por casa a cambiarme...
     - ¿Tan importante es?
     - Mucho, de hecho, si no te importa, preferiría que nos sentásemos en algún sitio. Tengo papeles que mostrarte. -Dijo él, haciendo notar un maletín en el que Bennu no había reparado.
     - De acuerdo. Pasa a la cocina. Por aquí. ¿Quieres un café?
     - No gracias. No me apetece nada. –Respondió el inspector mientras abría el maletín y revolvía el interior, haciendo notar sin motivo la cantidad de documentos que portaba.
     - Pareces nervioso... –Susurró ella.
     - Tengo motivos para estarlo, pero todo a su tiempo. Primero quiero comprobar que los datos del caso son correctos, explicarte por qué creemos que tu hijo estaba metido en una banda y avisarte de lo que ello conlleva. Veamos...- murmuró para sí, mientras continuaba buscando- sí, aquí está la ficha, Mateo Ruiz Expósito, hijo de David Ruiz Otero y Ariadna Expósito Expósito, ambos fallecidos en accidente de tráfico en 1998, cuando Mateo contaba con 6 años. Tutora legal, tía materna y madre adoptiva del menor: Bennu Expósito Expósito... ¿Correcto?
     - Si, de momento es todo correcto... –Confirmó Bennu con un nudo en la garganta.
     - De acuerdo... –masculló Javi.- Párame y corrígeme si en algún momento me equivoco. La fecha de nacimiento de Mateo fue el 24 de marzo de 1992, por lo que cumplió la mayoría de edad el pasado 24 de marzo que, si mal no recuerdo creo que fue... ¿miércoles?
     - Si, fue miércoles.
     - Y ese mismo sábado, 27 de marzo, fue cuando llamaste a comisaría para decir que se había marchado de casa y aún no había vuelto.
     - Si. Se marchó el viernes por la tarde tras nuestra última discusión y no volvió en toda la noche...ni en toda la mañana siguiente, así que al final llamé.
     - Pero él se había marchado por voluntad propia y era mayor de edad, así que la policía legalmente no podía hacer nada... ¿Sabes si Mateo celebró o tenía intención de celebrar su cumpleaños con algún amigo?
     - No... creo que no... al menos no con nadie de su instituto,... Según tengo entendido no tenía muchos amigos allí... tenía amigos por el barrio, pero de todas formas no los conozco personalmente.
     - Bennu, ¿cuál es tu horario de trabajo?
     - Bueno... normalmente de diez de la mañana a dos del mediodía y de cuatro a ocho de la tarde.
     - ¿Vuelves a comer a casa?
     - No, como en el trabajo
     - ¿Y Mateo dónde comía?
     - Comía aquí cuando llegaba del instituto. Solía dejarle comida preparada o algo fácil y rápido que pudiera preparar él.
     - Tengo entendido que sacaba muy buenas notas y en el informe de la revisión de su habitación consta que poseía numerosos libros de lectura entre los que se encuentran libros...digamos...inusuales para alguien de su edad por la complejidad de los temas.
     - Si, le gustaba mucho leer libros de todo tipo...novelas históricas, ensayos filosóficos,...y a veces poesía. Y todo de libros más dirigidos a adultos que a jóvenes. Respecto a sus notas...la verdad es que era muy inteligente, prácticamente no le costaba esfuerzo.
     - Así que, en conclusión, Mateo era un niño huérfano, criado por su joven tía (a la cual llamaba igualmente mamá), con un alto cociente intelectual: muy buenas notas y responsable, pero pocos amigos, mucho tiempo libre y muchas horas solo en casa. Lo que muchos considerarían un niño modelo sin grandes desafíos que solventar.
     - Si, la verdad es que sí...pero sigo sin ver a dónde nos lleva esto.
     - Muy sencillo. Te voy a leer por encima y resumir unos fragmentos de un libro de psicología social que te he traído. Primero, dice sobre las razones de la socialización que el ser humano es social por naturaleza, por lo que tiene una necesidad natural de interacción con el resto de las personas. La necesidad de interacción da lugar a una posterior necesidad de aceptación, lo que crea un miedo al rechazo. La metodología inconsciente a seguir para evitar dicho fracaso, está condicionada por este miedo y consiste básicamente en un alejamiento progresivo de la realidad en el cual la persona extrae los sucesos de su contexto, los reinterpreta y, a partir de ahí, responde de una determinada forma repetidamente hasta convertirla en una acción de la cual no puede salir y que utiliza como mecanismo defensivo.
     - ¿Lo que me estás queriendo decir es que mi hijo tenía miedo a ser rechazado, comenzó a hacer algo que no debía para poder encajar y que continuó haciéndolo con la excusa de socializar hasta que ya no supo cómo salir o dejarlo?
     - Si, en este caso es básicamente eso. Por otra parte, según este libro y mi propia experiencia, el perfil social habitual de un miembro de una banda callejera es de un hombre joven, con alguna característica o rasgo discriminatorio, con un hogar desestructurado y mucho tiempo libre en soledad, lo que le empuja a buscarse compañía y una “familia” en la calle.
     - ¿Una familia en la calle? ¿Mateo? Por dios, Javi, ¿tú oyes lo que estás diciendo? ¿por qué tendría que buscarse otra familia Mateo teniendo todo lo que tenía? era listo, inteligente, amable, cariñoso,...
     - Si, era un buen chico. Tan buen chico que despertaba envidias. La inteligencia siempre ha sido por desgracia un rasgo discriminatorio en esta sociedad. Todo aquél que destaca para bien genera envidia y la envida genera muros insalvables. Respecto a lo de hogar desestructurado, aunque Mateo te tuviese a ti, el hecho de que tus auténticos padres estén muertos es una carga para cualquiera...y por lo que sé de ti, creo que lo comprendes. Además tú te pasabas casi todo el día fuera. Comía solo, estudiaba solo...prácticamente vivía solo. Las bandas callejeras son una tentación es ese aspecto: Ofrecen una especie de vida en común basada en la protección mutua y en un hermanamiento que les lleva a compartirlo todo. Infunde un sentimiento de aceptación que se asemeja al de una familia auténtica. Lo peor viene cuando todos los miembros acaban pensando exactamente igual por el llamado “pensamiento de grupo” que termina por anular el pensamiento individual. En ese punto son vulnerables y, por lo tanto, fácilmente influenciables.
     - Entonces... ¿esta es la única explicación que me ofreces? ¿mi hijo pertenecía a una banda callejera?
     - Si. Esa es la teoría más lógica. Además también explica que se fuese tan rápido sin necesidad de pensar dónde iba a dormir, que haya muerto por heridas de arma blanca y que no se hayan molestado en ocultar su cuerpo. En caso de que fuese un ajuste de cuentas entre bandas o algún tipo de aviso, el o los asesinos querrían que los miembros del bando contrario se enterasen.
     - Entonces ahora sólo queda encontrar al asesino mediante las pruebas que ya tenéis y podréis darme el cuerpo de mi hijo en pocos días para que lo entierre, ¿no?
    - En parte todo esto que has dicho es cierto, tenemos que encontrar a su asesino y lo haremos, no lo dudes. Pero la mención por tu parte de la futura entrega del cadáver para que lo entierres me lleva a otra cuestión que también quería comentarte... respecto a un suceso ocurrido esta noche y que va a dificultar este punto.
     - ¿De qué se trata? –dijo Bennu empezando a preocuparse.
     Javier agachó la cabeza con pesar y culpa, evitando mirarla a los ojos antes de contestar.

     - Alguien ha entrado esta noche en el edificio de análisis y estudios forenses de la policía y ha robado el cadáver de Mateo. 

lunes, 14 de abril de 2014

La Tejedora de historias: Las seis hermanas.


Vivía una tejedora 
dedicada a su pasión: 
tejía días y horas 
sin descanso o dilación. 
Cada retal era una historia, 
cada hilo una canción 
que unía sin demora 
las tramas de la acción. 
Todas aquellas historias 
salían de su corazón; 
y le preguntaba, observadora, 
su hija con emoción: 
- ¿Qué cuento, qué memoria 
tejes madre en esta ocasión? 
- "Las seis hermanas" toca ahora, 
escucha con atención.



            Hace mucho, mucho tiempo, en una era de guerras y confusión, la gente vivía infeliz y con miedo. Los ladrones poblaban esta tierra y arrasaban los campos; los asesinos eran aclamados por sus secuaces y se paseaban bajo la luz de Pronto, nuestra estrella; mientras, la gente buena se escondía en las sombras, rezando a Alma en sus corazones.
                    Y Alma les escuchó.
            Desde los cielos descendieron, como estrellas fugaces en la noche, seis figuras desnudas cabalgando en un haz de luz plateada. Su piel era más negra que un tizón y sus ojos y largos cabellos lucían el verde oliva más intenso que nadie en esta tierra había visto jamás.
            Las llamaron Las seis hermanas por sus rostros afeminados de doncellas jóvenes, pero de la misma forma podrían haberlas llamado los seis hermanos, pues sus cuerpos esbeltos no poseían ningún rasgo físico que pudiese identificarles como lo uno o lo otro.
            Nadie supo nunca de dónde venían ni a dónde se fueron cuando nos dejaron. Sus corceles negros de crines plateadas las habían traído en la oscuridad y a la oscuridad volvieron.
            Los nombres por los que se dieron a conocer fueron: An-Tot, An-Jor, An-Mut, An-Per, An-Nut y An-Geb; Las estrellas de Alma.
            A lomos de sus monturas, cabalgaron el Continente de la Estrella y desterraron el mal al Continente de la Lágrima, al que hoy llamamos Seteh. Con miradas de hielo y corazón de fuego, domaron el espíritu salvaje y maldito de ladrones, asesinos, estafadores,... y todos aquellos que pretendían hacernos mal deliberadamente.
            Ellas fueron nuestra luz guía, nuestra salvación primera. La llama bendita que infundió nuestros corazones de valor y nuestras mentes de conocimiento.
            Ellas crearon las seis Terrae con sus seis Nubes, centro de nuestra organización como sociedad libre y pacífica, y se convirtieron por ello en nuestras primeras seis gobernadoras. Ellas eligieron e instruyeron a los primeros Ermitaños y ungieron a la primera Suma Sacerdotisa de Alma.
            Con su poder celestial, más allá de nuestra comprensión, abrieron nuestros mundos a otros mundos, nuestras mentes a otras mentes; nuestra vida y esperanzas se expandieron por el universo.
            Cada una de ellas salía a cabalgar entre los erlinos en un día distinto, razón por la cual, aún hoy, conocemos los días de nuestra semana con sus nombres: Tot, Jor, Mut, Per, Nut y Geb.
            Una vez sus enseñanzas pasaron a formar parte de nuestras vidas de forma tan natural como respirar, su tiempo entre nosotros llegó a su fin. Tomando rumbo hacia las Sagradas Islas del Olivo, donde los Ermitaños aún moran, se despidieron allí por última vez y pidieron al líder entre los sabios que las acompañase hasta el final del camino, donde desaparecieron en la noche. 
        Un par de ojos verdes -se dice- fue lo último que el Primer Ermitaño vio, brillando en la oscuridad del bosque, y será lo primero que El Ermitaño vea, cuando sus espíritus regresen a nosotros.


miércoles, 9 de abril de 2014

"La Tejedora de historias"

Con motivo de la pronta publicación de mi primera novela, he decidido comenzar un nuevo proyecto al que llamaré "La tejedora de historias"...


<Vivía una tejedora 
dedicada a su pasión: 
tejía días y horas 
sin descanso o dilación. 
Cada retal era una historia, 
cada hilo una canción 
que unía sin demora 
las tramas de la acción. 
Todas aquellas historias 
salían de su corazón; 
y le preguntaba, observadora, 
su hija con emoción: 
- ¿Qué cuento, qué memoria 
tejes madre en esta ocasión? 
- "x" toca ahora, 
escucha con atención.>



Como podéis observar, se trata de una madre que le cuenta a su hija una serie de historias mientras teje, pero no son una madre y una hija cualquiera...

Como algunos ya sabéis, la novela que me dispongo a publicar (La maldición del mundo muerto. Libro I: Estrellas) es la primera de una colección de cinco novelas -y una guía- que se desarrollará en parte en un planeta imaginario llamado Erlia, habitado por los erlinos.
Esta colección de relatos pretende ser una colección de historias, leyendas y cuentos infantiles erlinos que una madre erlina le cuenta a su hija erlina; por esto, aunque estos cuentos no formarán parte de la trama de la novela, sí serán muy importantes a la hora de conocer su sociedad, su historia y su pensamiento.


Espero, como siempre, que os gusten y los disfrutéis al máximo... 
y que Alma acune vuestros sueños en un cálido abrazo.



miércoles, 2 de abril de 2014

Yo quiero escribir algo feliz

Yo quiero escribir algo feliz.

A través de mi ventana, la primavera llega con fuerza, arrojando flores y derramando lágrimas de emoción. Ceres se viste de gala con una sonrisa de esperanza y alivio en su corazón.

Yo quiero escribir algo feliz.

Las nubes la escoltan, formando claros por donde los rayos del sol se escapan, marcando el camino. Brillantes baldosas doradas para la doncella descalza. Sin zapatos rojos. Regresa a casa.

Yo quiero escribir algo feliz.

Los pájaros en la sierra cantan para los oídos que los quieran oír. Pueden ser los de Blancanieves, los de Cenicienta o los de un caminante que pase por allí, casi sin darse cuenta…

Yo quiero escribir algo feliz.

En algún lugar un niño juega. Oigo los juguetes. Oigo su risa y sus carreras. Me detengo y me pregunto qué hará aquí. Podría escribir sobre él… o quizá no. Mejor no. Mejor no empiezo así…

Yo quiero escribir algo feliz.

A mi alrededor no encuentro nada. Nada ven mis ojos, nada escuchan mis oídos, nada tocan mis manos,… mi búsqueda no quiere llegar a su fin. ¿Y si escribo sobre nada?

Yo quiero escribir algo feliz.

¿Es la nada feliz? ¿O es sólo nada? ¿O es todo nada? ¿O nada es todo? ¿Qué hago siquiera aquí? Quedarme a pensar en todo y nada, deteniendo mi vida, quedándome parada…


Y yo sólo quería escribir algo feliz.