viernes, 27 de diciembre de 2013

Hipócrita

Una pequeña reflexión sobre la hipocresía, un gran mal que afecta a muchas más situaciones de las que puede llegar a parecer.



Me hablas de sueños
estando tú despierta,
me hablas de valentía
escondida tras un cristal,
me hablas de la vida
sintiéndote muerta,
me hablas de la luz
desde la oscuridad.
Me hablas, me susurras,
me dices y me cuentas
mentiras absurdas
que no tienen final.
Me hablas condescendiente,
me aconsejas y alientas
sobre lo que no has conocido
y jamás conocerás.





miércoles, 18 de diciembre de 2013

Sobrevolando el infierno - Capítulo XII: El robo

     La vieja fábrica seguía tan abandonada y mugrienta como la última vez, pero algo había cambiado: Esa tarde, no había llegado con retraso; esa tarde le tocaba esperar.
     En una esquina un tanto sombría y de espaldas a la puerta, esperaba a su compañero. Le hubiese gustado mostrar su impaciencia zapateando con el pie en el suelo, pero no quería arriesgarse a ser descubierto por algún curioso no deseado que pudiese pasar por allí. Ni siquiera pensaba permitirse el lujo de respirar demasiado fuerte.
     Nadie, absolutamente nadie, le habría descubierto en aquél rincón de no haber sabido de antemano que se encontraba allí.
     Su compañero se adentró deprisa y sin vacilar. Tras asegurarse de que no había nadie por la zona, se dirigió directamente hacia él y se detuvo a escasos metros en silencio.
     El primero se dio la vuelta lentamente, clavó sus ojos verdes en los del otro y le interrogó con una mirada inquisitiva, suspicaz y un tanto irónica.
     - Está hecho. -Sentenció su compañero con voz solemne.- La verdad es que no ha sido nada difícil. Ahora vuelve a tocarte a ti. Espero de esta vez un trabajo un poco más limpio por tratarse de algo más delicado...
     - ...en el que cualquier error nos dejaría al descubierto. -Completó él en un susurro aterciopelado.- Lo sé. Me lo has dicho un millón de veces.
     - Pues entonces creo que no debería hacer falta que te lo recuerde tan a menudo. –Le espetó el recién llegado con cierta dureza.
     - Déjame actuar a mí. Sé lo que hago. Al fin y al cabo, soy yo el que limpia los trapos sucios. –Respondió el de ojos verdes, manteniendo calma sin esfuerzo.- Es muy fácil hablar cómodamente sentado en el despacho de papá...
     - ¡Cállate! –Explotó el segundo.- Si no fuese por esa tapadera tú y yo ya estaríamos muertos y enterrados, ¿me oyes? Gracias a eso tenemos todas las coartadas posibles, buenos contactos y esta vieja ruina abandonada, entre otras cosas. No podemos permitirnos ningún fallo. Ahora no.
     - Lo sé. Por eso he estado dándole vueltas a una cosa. Acerca de esta fábrica. No podemos volver. Y menos de día. Empieza a ser sospechoso.
     - Puede. Pero déjame eso a mí. Yo me encargo. Limítate a cumplir cuanto antes el próximo paso. A poder ser, hoy mismo.
     Y sin conceder más menciones ni oportunidades de responder, su compañero dio media vuelta y se marchó rápidamente con aires un tanto ofendidos.
     <<Niños de papá...no puedes ni soplarles sin que les parezca mal. Aún no me explico cómo he acabado con alguien así. Si no fuese porque sé que me conviene, hace años que me habría deshecho de él. Al fin y al cabo, antes me las arreglaba yo solo...>>
     <<Pero ahora no. Le necesito tanto como él a mí. Por mucho que a ambos nos desagrade cada vez más la idea. Maldito dinero...>>

*          *          *

     El centro se encontraba silencioso y en calma. Como de costumbre.
     Aparcó delante de la puerta y se abrochó hasta arriba su larga gabardina negra antes de salir del coche. Como de costumbre.
     Se acercó despacio a la puerta y mostró su identificación al guardia de la entrada. Como de costumbre.
      En cuanto le dejaron pasar, se adentró por el primero de los pasillos que encontró sin molestarse en disimular su sonrisa. Le encantaba la elevada posición social que en aquel entonces poseía. Prácticamente ninguna otra condición o posición laboral le hubiese permitido acceder a aquél lugar con tanta libertad.
     Dando un gran rodeo, para no levantar sospechas frente a los pocos vigilantes que guardaban un edificio tan grande, se coló finalmente en la sala que buscaba, agradeciendo que aquello fuese tan antiguo y tan poco interesante que a nadie se le hubiese ocurrido colocar cámaras de seguridad.      
     Además, con la cantidad de problemas de los últimos meses, el escaso personal estaba tan cargado de trabajo que, si no fuese por el registro de entrada, nadie tendría por qué saber que había estado allí.
     Echó un vistazo rápido al desierto pasillo antes de cerrar la puerta de la Sala 5 con el menor ruido posible. Poniéndose unos guantes de látex, se acercó a unas grandes cámaras cerradas herméticamente, localizó la que le interesaba, sacó de su bolsillo una pegatina adhesiva de colores y la pegó en la puerta para asegurarse de encontrarla rápido.
     Al volver al pasillo, se aseguró de dejar entreabierta la salida de emergencia más cercana.
     Tras todo esto, el primer paso de la parte más difícil quedaba hecha... ya sólo faltaba acercarse a saludar al director general, la coartada perfecta. Al fin y al cabo su trabajo consistía en parte en preocuparse de todo lo que allí acontecía. ¿Quién iba a sospechar?

*          *          *

     El centro continuaba silencioso y en calma.
     Las luces y las cámaras exteriores estaban apagadas.
     La noche había llegado, anunciando a los trabajadores la hora de volver a casa, la hora de dejar el recinto vacío a excepción de un único vigilante nocturno.
     Ilusos...se lo habían puesto demasiado fácil. Tanto, que la facilidad constituía una auténtica tentación de dejarles un regalito. Una marca, una seña...una burla a su confianza en sí mismos. Pero le había prometido a su compañero que haría un trabajo limpio. Al fin y al cabo, sólo era eso: trabajo. Lo mejor sería terminar cuanto antes sin dejar rastro alguno.
      Volvió a colocarse los guantes y salió del coche. Esta vez había aparcado al otro extremo de un descampado cercano, tras varios montones de chatarra, después de haber conducido hasta allí sin luces.
     Caminó sigiloso como el gato que en parte era, hasta llegar al gran edificio. La vestimenta negra que le había acompañado gran parte del día y la ausencia de farolas hicieron el resto.
     Se pegó a la pared de la parte de atrás, tratando de alejarse de las ventanas, y escudriñó entre las sombras hasta dar con el lugar exacto en el que se encontraba la puerta de emergencia que él mismo había dejado abierta. Tras escuchar atentamente y asegurarse de que el vigilante no andaba cerca, entró y se dirigió directamente a la Sala 5.
     Abrió la puerta marcada con la pegatina, sacó de malos modos una bolsa negra enorme que había en su interior y cerró. Abrió la bolsa para asegurarse y miró con desprecio el contenido en su interior.
     - Vaya, parece que volvemos a vernos, aunque esta vez no por mucho tiempo... -Susurró mientras cerraba la bolsa de nuevo.
     No sin esfuerzo, cargó la bolsa helada sobre su espalda, retiró la pegatina, se aseguró de no haber dejado huellas y se esfumó de aquel lugar dejándolo todo cerrado tal y como estaba.
     Como había pensado aquella misma tarde, nadie sabría nunca que había estado allí...



miércoles, 4 de diciembre de 2013

Sobre el presente blog: Aclaraciones.

Muy buenas noches. Debido a que la inmensa mayoría de los lectores de este blog no son usuarios de Blogger, a que cuando comparto la entrada en facebook y es "re-compartida" mi comentario sobre la misma se pierde y a todas las preguntas y dudas que me han ido llegando desde el momento en que creé esta página, he pensado que sería una buena idea realizar una entrada exclusivamente como "guía" o petición para todos aquellos que no estáis familiarizados con estas "modernidades".


1- Los títulos son un enlace:
Debido a que muchos accedéis a las entradas desde facebook, lo único que véis al entrar es el título del blog, y la nueva entrada seguida del "cuadro blanco".
En el aspecto real del blog, todas las entradas aparecen una detrás de otra, empezando por la más actual hasta la más antigua. La forma de acceder al blog general es pinchando sobre el título del blog: "Vestigia supra arenam" (que, por cierto, significa: "Huellas sobre la arena").
Para acceder a una entrada concreta, para ver sólo esa o leer los comentarios que otras personas escriban debajo, hay que pinchar en el título de dicha entrada.


2- Se puede COMENTAR y/o VOTAR las entradas SIN REGISTRARSE:
Sé que pararse a comentar lleva su tiempo, pero muchos ya lo hacéis a través de facebook, por lo que  escribirlos aquí os llevaría el mismo tiempo y -aunque agradezco muchísimo los comentarios allí y me encantaría que comentáseis en ambos- aquí estarían todos unificados en vez de cinco o seis en la biografía de cada persona que comparte la entrada.
Además, si no tenéis tiempo para comentar, podéis simplemente votar qué os pareció la entrada.

 Debajo de cada entrada encontramos lo siguiente:
- "Publicado por Sarit F. Otero" + la hora de publicación (La fecha aparece encima del título)
- "x Comentarios" o "No hay comentarios" (Sólo desde la vista general del blog)
- Un panel con los símbolos de Gmail, Blogger, Twitter y Facebook, para compartir la entrada.
- "Etiquetas": Palabras clave del texto que lo clasifican (explicación más amplia en Nº3)

- "REACCIONES": Aquí es donde podéis VOTAR. Hay 5 reacciones diferentes y, dependiendo de lo que opinéis del texto, si pincháis encima de la que más se ajuste, añadiréis un voto a esa reacción. El número de votos aparece al lado entre paréntesis.

- Por último aparece el cuadrado blanco para COMENTAR. Para hacerlo sólo tenéis que: 
-Escribir el comentario en el recuadro de texto que dice "Introduce tu comentario".
-En la lista desplegable que pone "Comentar como", elegir o "Anónimo" (para comentar sin nombre o escribiendo tu nombre en el comentario) o darle a "Nombre/URL"
-Si le dáis a "Nombre/URL" os aparece otro cuadrado encima en el que tenéis que rellenar el hueco de "Nombre" y después pulsar "Continuar".
-Por último, pulsa "Publicar" para que el comentario aparezca en el blog.


3- El menú/barra de la derecha:
No sé si os habéis fijado, pero en el lado derecho del blog hay un menú con distintos enlaces y herramientas que os pueden ser útiles en algún momento.

- Primero aparece mi perfil con mi foto y algunos datos, pero eso no es lo más interesante.
- Después aparecen dos enlaces: Mi cuenta de twitter (que también se puede leer sin estar registrado...aunque no hace falta ninguna que lo hagáis) y el enlace a "Hermes. Revista del mundo clásico", revista digital del departamento de F. Clásica de la UAM en la que participo.
- A continuación aparece algo muy importante: El Índice: Una lista desplegable ordenada por meses, en la que aparecen el título de todas las entradas publicadas desde la creación del blog.
- Luego aparece la Lista de Etiquetas. ¿Os acordáis de esas "Palabras clave" que os dije en el Nº2 que aparecían bajo el texto y que lo clasificaban? Pues bien, cada texto tiene una serie de palabras clave que hace referencia a características de su temática, de si es prosa/prosa poética/poesía, ... y en esta Lista de etiquetas aparecen todas ellas (por orden de lista con el número de entradas que tienen la etiqueta) y si pincháis en una os aparecerán por orden de publicación todas las entradas que poseen esa etiqueta.
- Por último aparece la lista de "Mis Rastreadores" o cuentas de Blogger y Google que siguen mis publicaciones y un "Traductor" que, en realidad, no aconsejo usar por no ser muy fiable.


Espero que esta guía os sirva de ayuda y os anime a participar un poco más activamente en el blog para que no dé tanto la sensación de que soy una loca excéntrica lanzando palabras al viento desde la oscuridad.
Creo que está todo bastante detallado y que no me he olvidado nada, pero si alguien tiene alguna duda o cree que me he olvidado algo, ahora ya sabéis cómo comentar una entrada en el blog y podéis comunicármelo por aquí.

Aprovecho ya de paso, para agradeceros una vez más que encontéis unos minutos de vuestro tiempo para leerme y que me apoyéis tanto en mi empeño, dando alas a mi entusiasmo. Muchas gracias, de corazón. 

martes, 3 de diciembre de 2013

Fugitivos


Con una copa de vino, 
sonreímos, sentimos, brindamos. 
Con una copa de vino, 
me enamoré de tus labios. 
Se cruzaron nuestros caminos 
bajo la luna de esparto 
que nos alumbró fugitivos 
en su noche de encanto, 
de misterios cautivos, 
de refugio de extraños. 
Con esa copa de vino 
que acunaste entre tus manos, 
nos entregamos al delirio, 
a los besos y abrazos, 
mil caricias de armiño, 
mil suspiros robados. 
Tus ojos a los míos 
en un embrujo capturaron, 
volvimos a ser niños, 
descubriendo y jugando,... 
Con una copa de vino, 
sonreímos, sentimos, brindamos 
y, al descubrirnos perdidos, 
nos encontramos.



lunes, 25 de noviembre de 2013

Lágrimas de poeta.



Pasan las horas, pasan las penas,
cae la lluvia sobre la tierra,
corren los ríos, crece la hierba,
duermen las olas sobre la arena,
luchan los hombres buscando una meta,
yacen las flores pálidas y muertas,
lloran los olvidados, sufre la naturaleza,
claman las voces del triste y el profeta.
Son un millar de corazones rotos,
son las lágrimas del poeta.



Pequeño poema inspirado en un capítulo de mi novela "La maldición del mundo muerto. Libro I: Estrellas", con la que me encuentro en proceso de buscar editorial para su publicación.




jueves, 21 de noviembre de 2013

Sobrevolando el infierno - Capítulo XI: Ojos verdes



     Por fin, tras varios días continuos de nubes por doquier, tras varias tardes de suaves pero odiadas lluvias acompañadas de alguna tormenta, el sol comenzaba a lucir de nuevo en el tétrico cielo. Sus rayos volvían a asomarse con lentitud y frugalidad, como niños tímidos y asustados que asoman con miedo la cabeza bajo las mantas, queriendo comprobar esperanzados si los rayos y truenos ya han pasado de largo.
     Los pájaros que, osados, se habían atrevido a volver a pesar de lo temprano de la época, volaban atareados entre los árboles de los parques, buscando con qué construir algún que otro nido junto a las primeras flores. Éstas, comenzaban a abrirse saludando por fin a la ya bien entrada primavera, cubriéndolo todo con sus mil colores, como si nunca se hubiesen marchado de aquel lugar.
     <<¡Qué fácil les resulta a los pájaros y a las flores!>> Pensó Bennu mientras atravesaba el parque, tratando de acortar su recorrido <<Ellos, a pesar de tener que marcharse cada año, siempre regresan con sus alegres vocecillas sin quejarse, sin rendirse, siempre en busca del buen tiempo. Y las flores, cubren todos los árboles, les dan color, les dan vida, casi haciendo olvidar que un día el invierno llegó a sus hojas... Todo cambia y todo permanece y la naturaleza se recupera rápido sin sufrimiento, dolor o rencor...>>
     Siguió caminando despacio absorta en sus pensamientos por el silencioso y tranquilo parque, imaginando que estaba sola en un mundo nuevo, admirando sus maravillas, perdiéndose en sus rincones. Sus grandes árboles...las hojas bailando al son del viento...los pájaros cantando...las mariposas libando sobre las flores...los rayos del sol asomándose entre las ramas...la arena del camino perdiéndose en la lejanía...la figura de un hombre caminando en su dirección...
     La figura de un hombre caminando en su dirección.
     Bennu se paró en seco durante unos segundos tratando de volver a la realidad. Alguien venía en su dirección. No estaba sola. Lo había olvidado.
     Continuó andando despacio, mirando a la figura lejana que se acercaba a ella y tratando de aparentar naturalidad. La otra persona no dio señales de haberse percatado de su abstracción mental momentánea, pero estaba demasiado lejos y aún no le veía bien: no sabía la expresión que podía albergar su cara. Podía estar riéndose, podía estar extrañado, podía estar mirándola, podía no mirarla,...podía tantas cosas...
     Paso a paso se fueron acercando inexorablemente el uno al otro. Bennu no se atrevía demasiado a levantar la vista y mirarle fijamente ni tampoco encontró razones lógicas para observar a un extraño, pero la curiosidad ganó la batalla contra la vergüenza y lo hizo. Se fijó en que llevaba una gabardina larga negra, que le tapaba casi por entero, los pantalones y zapatos igualmente negros y las manos escondidas en los bolsillos. Cuando ya se encontraban a tan sólo unos pocos pasos de distancia, alzó un poco más la cabeza para mirarle a la cara y, sin poder evitarlo, se volvió a quedar parada en seco de la conmoción.
     Se encontró de frente con una melena hasta los hombros de pelo de un negro muy intenso, una cara de rasgos finos que transmitían a la vez delicadeza y fuerte determinación y unos ojos que, a pesar de encontrarse medio ocultos por el flequillo relucían con un color verde oscuro brillante, otorgándole a su dueño un punto muy sugerente de peligrosidad.
     - Buenos días, Bennu. -Dijo él mirándola intensamente, con una sonrisa claramente irónica, al pasar por su lado.
     - Ho...hola... -Dijo Bennu aún más asombrada de que conociese su nombre.
     Víctor continuó andando sin aminorar el paso tan siquiera un poco y Bennu, sin poder evitarlo, volvió la cabeza para verle marchar y desaparecer por el camino entre los árboles. Cuando ya le hubo perdido de vista, cerró la boca de golpe al darse cuenta de que la tenía abierta y sacudió la cabeza de lado a lado con fuerza.
     <<¿Qué estará haciendo este aquí? No vivirá cerca, ¿verdad? Qué raro...sigo creyendo que su cara me suena de algo, pero no sé de qué...quizá sí que vive por el barrio...igual me lo he cruzado alguna vez de lejos sin darme cuenta y se me ha quedado grabada su cara... De lo que sí estoy segura es de que nunca me lo he encontrado de frente estando tan cerca. De ser así, seguro que me acordaría. Sofi tenía razón...es muy guapo... ... ...¡¿Qué?! ¡Pero qué dices, tonta! ¡No, no, no! Yo no he pensado eso. Yo. No. He. Pensado. Eso. Será mejor que siga...si, tengo que seguir, o al final llegaré tarde a comisaría... Ahora que por fin me han llamado y tienen alguna noticia para mí, sólo faltaba que llegase tarde.>>

*          *          *

     Bennu entró en la comisaría y, tras pasar un control de seguridad rutinario, se dirigió directamente al puesto de información en el cual se encontraba un joven oficial.
     - Perdone, ¿El inspector Javier Martínez?
     - Creo que es a mí a quien busca. -Exclamó una voz justo detrás de ella, sobresaltándola.- Bennu Expósito, ¿verdad? Acompáñeme a mi despacho, por favor.
     Bennu siguió al inspector en silencio mientras trataba de observarle con disimulo. Era bastante más joven de lo que había esperado. Cuando había hablado con él por teléfono por primera vez, calculó que por su voz y su puesto debía pasar de los cuarenta y muchos. Sin embargo, no aparentaba muchos más de treinta. Tenía el pelo castaño oscuro casi negro, corto pero no demasiado, con el flequillo un poco largo y peinado ligeramente de lado sin llegar a taparle los ojos. El uniforme de policía, impecable y bien planchado, le daba un primer aspecto de seriedad, completamente desbaratado por su forma despreocupada de andar y su expresión aparentemente lejana y ausente, a pesar de lo evidente que resultaba que a sus rápidos y perspicaces ojos verdes no se les escapaba nada.
     <<Qué curioso>> Pensó Bennu <<También tiene los ojos verdes...como Víctor...de hecho, podría jurar que son casi idénticos, incluso en la forma irónica y sagaz que tiene de mirar...>>
     - Señora Expósito, -dijo el inspector parándose ante una puerta y sacándola de sus pensamientos- adelante, por favor. -Completó abriendo la puerta y cediéndole el paso.
     Ella se adentró y avanzó unos pasos por la envejecida moqueta gris hasta una de las dos sillas situadas frente al escritorio, en el centro de la sala. Se sentó en el borde sintiéndose un poco incómoda e intimidada por la cantidad de ficheros, estanterías y montones de papeles que la rodeaban, así como un tanto observada por todas las fotos de caras, pegadas junto un mapa de la ciudad pintarrajeado, esquemas y anotaciones varias, en una gran pizarra, que dominaba todo el espacio ubicada tras la mesa.
     El inspector se sentó en su silla y miró a Bennu.
     - ¿Y bien? ¿Qué noticias tiene para mi, inspector? -Preguntó con toda la serenidad que fue capaz de aparentar.
     - Por favor, si no te importa, llegados a este punto y teniendo en cuenta las circunstancias y que creo que tendremos que vernos bastante a menudo mientras dure la investigación, preferiría que me llamases Javi y que nos tratásemos de tu.
     - Está bien, Javi. Pero, ¿por qué me ha... has llamado? ¿Y por qué vuelves a llevar ahora tú la investigación sobre el cadáver de mi hijo? Tenía entendido que le habían pasado el caso al departamento de homicidios...
     - Si, es cierto. Eso es precisamente de lo que quería hablar. La razón de que me encargasen a mí llamarte el día que encontramos a tu hijo, fue que lo encontró mi patrulla. Mi responsabilidad en la comisaría y mi ámbito de trabajo está especializado en los asuntos de bandas callejeras. En un primer momento, el caso fue pasado a homicidios por razones obvias, pero tras observar sus características y tras tener en cuenta que últimamente dicho departamento está un poco saturado, hemos retomado nosotros la investigación.
     - Bien... -dijo Bennu- ¿Eso es todo?
     - No, por supuesto que no. No te habría hecho venir tan sólo para esto. -Dijo Javi sonriendo levemente- Creemos, por tu declaración en la denuncia de desaparición y por las características del asesinato, que tu hijo podría haber estado implicado en algún tipo de banda...o alguna clase de grupo organizado. Por ello, si no te importa, me gustaría que nos permitieses pinchar tu teléfono móvil y tu fijo, ya que hemos observado en estos casos que los asesinos pueden ponerse en contacto con los familiares para exigir el pago de alguna deuda económica que el fallecido pudiese haber tenido con ellos y que, en la mayoría de las ocasiones, puede llegar a ser el detonante del asesinato. De la misma forma, quería pedirte autorización para registrar el cuarto de tu hijo y me gustaría que tuvieses mi número de teléfono por si en cualquier momento recuerdas algo, cualquier cosa o detalle que pueda ser de utilidad, o... o por si llegase a pasar algo...
     - Sí, claro... si es totalmente necesario... -Respondió Bennu, sin mucha convicción.
     No tenía muy claro el punto de que la policía tuviese acceso a sus llamadas telefónicas. No le hacía ninguna gracia que unos extraños escuchasen sus conversaciones. Aunque, por otro lado, ¿quién la iba a llamar?
     - Y su cuerpo... -le preguntó a Javi- ¿cuándo podré enterrarle?
     - Eso va a ser complicado... -Suspiró éste con cara de preocupación.- Me temo que, en principio, no podrás retirar el cuerpo del quirófano forense hasta que finalice la investigación por completo y sea emitido el informe. Lo siento, pero son las normas.
     - De acuerdo... -Dijo Bennu cerrando los ojos con resignación.- ¿Algo más?
     - Por mi parte no. Si no te importa, abajo mis compañeros recogerán tu móvil y te entregarán unos papeles que debes firmar para autorizar el registro de la habitación de tu hijo y demás. -Añadió mientras ambos se ponían en pie.- Ellos concertarán contigo la hora para colocar el mismo dispositivo de escucha en el teléfono fijo de tu casa y, de paso, devolverte el móvil. Lo haría yo mismo, pero tengo una cita importante. No te preocupes, Bennu, todo saldrá bien. Los cogeremos. A todos.
     - Gracias, inspec...Javi. Gracias. Sé que lo haréis.
     Javi se acercó a ella mirándola intensamente tratando de infundirle ánimos y le estrechó la mano. Acto seguido, abrió la puerta e hizo un ademán para invitarla a acompañarle fuera del el despacho e indicarle el camino.
     Bennu abandonó la comisaría momentos después con un sentimiento de esperanza que no había sentido en mucho tiempo. Por lo menos ahora sabía, o creía saber, que la investigación estaba en buenas manos. Aquél tal Javi le había causado una impresión un poco extraña, con su forma de mirar tan intensa y abrumadora, pero daba la sensación de que sabía lo que hacía y de que era bueno haciendo su trabajo. Sólo eso podía explicar, para ella, que hubiese conseguido ese puesto a pesar de su evidente juventud.
     Por fin, después de tantos días, parecía que el sol tenía oportunidades de volver a lucir levemente en su vida. El asesino de su niño sería atrapado. Y él podría descansar en paz, junto a su verdadera madre.